El pulgón es uno de los insectos plaga más frecuentes y problemáticos en la agricultura. Estos pequeños insectos, pertenecientes a la familia Aphididae, pueden causar daños significativos en una amplia variedad de cultivos, desde hortalizas como el pimiento y el tomate hasta frutales y ornamentales. Su capacidad para reproducirse rápidamente y su resistencia a ciertos métodos de control lo convierten en un desafío constante para los agricultores. En este artículo, exploraremos sus características, su impacto en los cultivos y las estrategias para manejarlo de manera efectiva.
¿Qué es el pulgón?
Los pulgones son insectos pequeños, de entre 1 y 3 milímetros de longitud, con cuerpos blandos y forma de pera. Pueden ser de diversos colores, como verde, negro, amarillo o rojo, dependiendo de la especie. Se alimentan de la savia de las plantas, utilizando su aparato bucal chupador para perforar los tejidos vegetales. Esto debilita a las plantas y puede transmitir enfermedades virales, lo que agrava su impacto.
Origen y distribución
Los pulgones están presentes en casi todo el mundo y se adaptan a una amplia variedad de climas y condiciones. Se cree que su origen se remonta a millones de años, y hoy en día existen más de 4.000 especies descritas. Algunas de las más comunes en la agricultura son Aphis gossypii (pulgón del algodón), Myzus persicae (pulgón verde del melocotonero) y Macrosiphum euphorbiae (pulgón del tomate).
Características y comportamiento
Los pulgones tienen un ciclo de vida complejo y una capacidad reproductiva sorprendente. Algunas de sus características más destacadas incluyen:
- Reproducción: Los pulgones pueden reproducirse de manera sexual y asexual (partenogénesis). En condiciones favorables, las hembras pueden dar a luz a crías vivas sin necesidad de apareamiento, lo que permite que las poblaciones crezcan rápidamente.
- Alimentación: Se alimentan de la savia de las plantas, lo que puede provocar deformaciones en hojas y tallos, reducción del crecimiento y, en casos severos, la muerte de la planta.
- Melaza: Al alimentarse, los pulgones excretan una sustancia azucarada llamada melaza, que atrae a hormigas y favorece el crecimiento de hongos como la negrilla, que cubre las hojas y reduce la fotosíntesis.
- Transmisión de virus: Los pulgones son vectores de numerosos virus que afectan a los cultivos, lo que aumenta su impacto negativo.
Condiciones favorables para su desarrollo
Los pulgones prosperan en condiciones específicas, que incluyen:
- Temperatura: Prefieren temperaturas moderadas, entre 20 y 25 °C, aunque algunas especies pueden tolerar rangos más amplios.
- Humedad: Altos niveles de humedad favorecen su reproducción y supervivencia.
- Plantas hospedantes: Se sienten atraídos por plantas jóvenes y tiernas, que son más fáciles de perforar para extraer la savia.
Impacto en los cultivos
El daño causado por los pulgones puede ser directo o indirecto:
- Directo: Debilitamiento de las plantas debido a la succión de savia, lo que provoca amarillamiento, enrollamiento de hojas y retraso en el crecimiento.
- Indirecto: Transmisión de virus y aparición de hongos como la negrilla, que afectan la calidad y el rendimiento de los cultivos.
En cultivos como el pimiento y el tomate, los pulgones pueden causar pérdidas económicas significativas si no se controlan a tiempo.
Estrategias de control
El manejo del pulgón requiere un enfoque integrado que combine métodos preventivos y de control. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Control biológico: Utilización de depredadores naturales como la crisopa verde (Chrysoperla carnea), las mariquitas (Coccinellidae) y los parasitoides como Aphidius colemani. Estos insectos beneficiosos ayudan a mantener las poblaciones de pulgones bajo control.
- Prácticas culturales: Rotación de cultivos, eliminación de malas hierbas y uso de variedades resistentes pueden reducir la incidencia de pulgones.
- Control químico: En casos severos, se pueden utilizar insecticidas selectivos que minimicen el impacto sobre los insectos beneficiosos y el medio ambiente.
- Monitoreo: La detección temprana es clave para implementar medidas de control antes de que las poblaciones de pulgones alcancen niveles críticos.


