¿Qué es el oídio?
El oídio es una enfermedad causada por hongos pertenecientes a varios géneros, como Leveillula, Podosphaera y Erysiphe. Estos hongos se desarrollan en la superficie de las hojas, tallos y, en algunos casos, frutos, formando una capa blanquecina o grisácea que se asemeja a un polvo. A diferencia de otros hongos, el oídio no necesita agua libre para germinar, lo que lo hace especialmente peligroso en condiciones de alta humedad relativa y temperaturas moderadas.
Causas del oídio
El oídio aparece cuando se combinan ciertas condiciones ambientales y prácticas de cultivo que favorecen su desarrollo:
- Condiciones climáticas:
- Humedad relativa alta (superior al 70%).
- Temperaturas moderadas (entre 20°C y 30°C).
- Poca ventilación, especialmente en invernaderos.
- Manejo del cultivo:
- Densidades de plantación elevadas, que dificultan la circulación de aire.
- Riego por aspersión, que aumenta la humedad en el follaje.
- Exceso de fertilización nitrogenada, que promueve un crecimiento vegetativo más susceptible.
- Presencia de inóculo:
- Restos de cultivos anteriores infectados.
- Malas hierbas que actúan como hospedantes alternativos.
Síntomas del oídio
El oídio es fácil de identificar por sus síntomas característicos:
- Manchas blancas o grisáceas: Aparecen inicialmente en el haz de las hojas, formando una capa polvorienta.
- Amarillamiento y necrosis: A medida que avanza la enfermedad, las hojas afectadas se vuelven amarillas, se secan y caen prematuramente.
- Daños en tallos y frutos: En casos severos, el hongo puede extenderse a tallos y frutos, causando deformaciones y reduciendo su calidad comercial.
- Debilitamiento general de la planta: La pérdida de hojas reduce la capacidad fotosintética, lo que afecta el crecimiento y la producción de frutos.
Soluciones para prevenir y controlar el oídio
El manejo del oídio requiere un enfoque integrado que combine prácticas culturales, control biológico y, cuando sea necesario, aplicaciones químicas. Aquí te presentamos las soluciones más efectivas:
Prácticas culturales
- Selección de variedades resistentes: Utilizar variedades con resistencia genética al oídio es la primera línea de defensa.
- Densidad de plantación adecuada: Evitar densidades altas para mejorar la circulación de aire y reducir la humedad en el follaje.
- Riego eficiente: Preferir el riego por goteo en lugar de aspersión para minimizar la humedad en las hojas.
- Manejo de la fertilización: Evitar excesos de nitrógeno, que favorecen un crecimiento vegetativo susceptible.
- Eliminación de restos de cultivo: Retirar y destruir los restos de plantas infectadas para reducir el inóculo.
Control biológico
- Microorganismos antagonistas: Hongos como Ampelomyces quisqualis y bacterias como Bacillus subtilis pueden suprimir el desarrollo del oídio.
- Extractos vegetales: Productos a base de aceite de neem, cola de caballo o ajo han demostrado cierta eficacia en el control preventivo.
Control químico
- Fungicidas convencionales: Productos como el azufre, los triazoles (por ejemplo, tebuconazol) y las estrobilurinas (por ejemplo, azoxistrobina) son efectivos contra el oídio. Sin embargo, su uso debe ser racional para evitar resistencias.
- Fungicidas de bajo impacto: Productos como el bicarbonato de potasio o el aceite de parafina son opciones más sostenibles.
Innovaciones tecnológicas
- Sensores de humedad y temperatura: Permiten monitorear las condiciones ambientales y tomar medidas preventivas antes de que el oídio se desarrolle.
- Agricultura de precisión: El uso de drones para aplicar tratamientos localizados reduce el uso de productos químicos y mejora la eficacia.

